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Empezar nuestra investigación centrándonos en el cuerpo y no en la mente puede sernos de gran ayuda. Si queremos saber cómo eran o se comportaban las gentes del pasado podemos ir a un museo y contemplar los ejemplares de fósiles humanos o de útiles líticos. Si es un buen museo[1] es posible que incluya una reconstrucción de un peludo neandertal sentado a horcajadas a la entrada de una cueva asando carne o afilando una punta.


Pero existe una manera mucho más fácil de empezar a conocer el pasado, incluidos los antepasados humanos más antiguos: sentándose en la bañera. Mientras se va llenando de agua, se nos pone la piel de gallina. La piel reacciona así porque nuestros antepasados de la Edad de la Piedra[2] eran mucho más peludos que nosotros. Cuando tenían frío, también se les ponía la piel de gallina, haciendo que el pelo se erizase para atrapar y mantener así una capa de aire caliente justo encima de la piel.


Nosotros ya hemos perdido casi todo el pelo del cuerpo, pero seguimos teniendo la piel[3] de gallina. Esta capacidad residual constituye una clave para vislumbrar nuestra posible fisonomía de hace milenios.


Referències

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  1. Mithen, Steven. La arquitectura de la mente moderna. Arqueología de la mente. Orígenes del arte, la religión y la ciència. Barcelona: Grijalbo, 1998, p. 39. 
  2. «LOREM IPSUM», 2020. [Consulta: 12/10/2021].
  3. Cortés Pizano, Fernando. Principales Actuaciones en la Conservación -Restauración de Vidrieras, pàg. 8-12.

Bibliografia

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Rectorat, UdL
  • CORTÉS PIZANO, Fernando. Principales Actuaciones en la Conservación - Restauración de Vidrieras, pàg. 8-12.
  • «LOREM IPSUM», 2020. [Consulta: 12/10/2021].
  • MITHEN, Steven. La arquitectura de la mente moderna. Arqueología de la mente. Orígenes del arte, la religión y la ciéncia. Barcelona: Grijalbo, 1998, p. 39.
 
La Seu Vella de Lleida